Lo que viene

EL HIDRÓGENO DA PELEA POR SER EL COMBUSTIBLE DEL FUTURO

En Noruega, Scania tiene a prueba varios camiones propulsados con celdas de ese combustible en condiciones de operación reales.

Vehículos eléctricos, híbridos, a biodiesel, GNC o GNL. Son varias las alternativas en desarrollo para hacer frente al actual cambio climático y la futura escasez de petróleo que llegará tarde o temprano. Otra variante que sobresale es el hidrógeno: un producto que se obtiene a partir de fuentes renovables y que no requiere el cultivo de campos, el cual, como consecuencia indirecta, encarece el costo de los alimentos de consumo humano. A su vez, el uso de hidrógeno como combustible produce vapor de agua como emisiones de escape.

En Noruega, Scania es proveedor de la empresa mayorista de alimentos Asko, que cuenta con una flota de 600 unidades. Entre ellas, entregó tres camiones tractores (con posibilidad de sumar un cuarto) de tres ejes para distribución, con un peso bruto de 27 toneladas, propulsados a hidrógeno a modo de prueba en condiciones de operación reales. En su tarea cotidiana, los vehículos llegan a recorrer casi 500 kilómetros.

Los camiones poseen un tren de fuerza eléctrico. La energía eléctrica correspondiente para la propulsión se obtiene a partir de gas hidrógeno, alojado en celdas de combustible a bordo de los vehículos. Las unidades cuentan con baterías y son híbridos para contar con un nivel de energía estable. A su vez, las baterías pueden ser útiles cuando se necesita energía extra, además de para alojar la energía que se recupera de las frenadas, como ocurre con los rodados eléctricos convencionales.

Una celda de combustible genera electricidad mediante un proceso electroquimico, utilizando hidrógeno y oxígeno. Infografía: prensa Scania.

La estructura de una celda de combustible está formada por electrodos y películas de polielectrolitos –que son moléculas que contienen grupos de electrolitos, los cuales, a su vez, son conductores eléctricos- intercaladas entre separadores. Eso genera electricidad a través de una reacción química entre el hidrógeno (almacenado en el vehículo) y el oxígeno del aire. Al unir cientos de celdas, se obtiene un conjunto de celdas de combustible.

El sistema puede convertir el 83% de la energía del hidrógeno en energía eléctrica. Eso representa alrededor del doble de eficiencia que los motores nafteros y diesel, que pierden gran parte de la energía en forma de calor y de gases de efecto invernadero no quemados, entre otros aspectos.

A su vez, ofrece una conducción suave y silenciosa sin comparación con los motores convencionales. La autonomía, uno de los puntos más débiles de las tecnologías eléctricas, no es un inconveniente para los rodados que funcionan con celdas de combustible. En efecto, en ellos es similar a la de un motor a combustión. La carga de combustible, por su parte, demora lo mismo que llenar el tanque con nafta o gasoil.

La electricidad generada por las celdas de combustible propulsa el tren eléctrico. Para eso, el sistema cuenta con un regulador de batería integrado. Las emisiones resultantes son de agua.

“Clientes de diferentes regiones del mundo pueden requerir soluciones distintas, y la tecnología de celdas de hidrógeno puede ser una de ellas. Por ejemplo, Japón, Corea del Sur y California están impulsado las soluciones basadas en hidrógeno y construyendo estaciones de servicio de ese gas”, detalla la gerenta del proyecto de de colaboración con Asko en Scania, Hedvig Paradis.

Una de las ventajas del hidrógeno, además de no emitir gases contaminantes para la atmósfera y de ser producido de manera renovable, es que los vehículos tienen atributos comparables con los convencionales a gasoil en cuanto a la autonomía y la infraestructura requerida.

Entre las contras que aún persisten, Paradis sostiene que “la tecnología aún no está madura” y que se requieren dar grandes pasos en lo que respecta a “la degradación y vida útil de la celda de combustible”.

Otro inconveniente es que los tanques de hidrógeno ocupan bastante espacio, que de otra manera podría usarse para llevar más carga.

En el caso de los vehículos de Asko, la compañía está montando sus propias estaciones de servicio para alimentar a los vehículos con hidrógeno.

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